Muy localizada en el momento 
          de su creación (1991), desde entonces esta Blanche ha atravesado 
          las orillas del pequeño y gran río, cuyo nombre lleva 
          con orgullo. La Blanche des Honnelles sale por cierto de las sendas 
          trilladas. Se presenta con una capa ámbar que, después 
          de todo, es el ornamento tradicional de las Blanches de aquella época. 
          A continuación, ostenta un volumen de alcohol superior (6%) al 
          de las Blanches que conocemos. Finalmente, su gusto es sorprendente 
          y no se puede comparar con las bebidas del mismo tipo actualmente en 
          el mercado. Si el primer acercamiento de nariz es bastante discreto, 
          su sabor primario está bañado en un duro amargor seco 
          sobre un fondo de pimienta. No se aprecia acidez alguna en esta Blanche 
          compuesta de tres cereales (cebada, trigo, avena). Su gusto es estimulante, 
          dejando sólo un final discreto pero refrescante. Mucho carácter 
          y sorprendente.